"Un discípulo sigue a Jesús a todas partes" (Lc 9, 57-62)
A menudo le pedimos a los demás que nos acepten tal como somos, pero ¿nos aceptamos de la misma manera a nosotros mismos? Corremos el riesgo de estar conformes con una personalidad que no es la nuestra. Podemos caer en el error de estar aceptándonos no por lo que somos, sino por lo que queremos ser. Hay una afirmacion que podría ser válida: "Soy como soy, me acepto, pero que no me conformo con lo que soy. Quiero seguir desarrollando y realizando todo lo positivo que hay en mí. Y es así como quiero que me acepten los demás".
Señor,
tu eres el creador de todo,
y así como creaste el cielo, la tierra y el universo
me creaste a mí también.
Tu me diseñaste y me forjaste tal y como soy.
Así me pensaste desde el principio.
Permite que aprecie en mí la grandeza de tu creación.
Muchas veces quisiera cambiar y ser alguien totalmente diferente
y me entristezco frente a las cosas que quisiera ser.
Dios mío, no quiero desear lo que no puedo tener
y lo que no puedo ser,
ayúdame a mirarme de frente y aceptar
todo lo que he vivido,
me ha hecho crecer y aprender.
Ayúdame a valorar lo bueno que hay en mí,
a ver con cariño y serenidad
todas las cosas positivas y bellas que me rodean.
Ayúdame a agradecer cada día que me otorgas de vida
y haz que reconozca en cada instante una oportunidad para encontrarte.
Padre,
ayúdame, una vez más, Señor,
a verme a través de tus ojos
que siempre me verán con amor.
Amén